La Desilusión

desilución

El hombre moderno vive frustrado porque perdió todo sentido de la verdad. Derrotado, abandonó su búsqueda porque entiende que no puede llegar a conocerla, por lo que creó su propia verdad, o sea su ilusión. Por esta razón tarde o temprano se desilusionará del mundo que formó de sueños irreales. Muchos cristianos también viven confiados en falsas expectativas, esperanzados en las fantasías que el mundo y los falsos maestros crearon en sus mentes. No les importa conocer la verdad se conforman con crear la suya, se repiten a sí mismos que lo importante es amar a Jesús; pero si les preguntas sobre él muestran una total ignorancia. ¿Cómo no serán desilusionados estos ilusos que prefieren vivir de la fantasía que enfrentar la realidad? Alaban a un Dios que no conocen, a un Salvador, que según ellos, prefiere la sinceridad ignorante que el conocimiento escandaloso que nos llama a oponernos a los que pervierten la verdad de Dios. Se arman de una falsa unidad y un pretendido amor para excusar su responsabilidad de defender lo que es correcto. Son cristianos que prefieren la paz en la mentira que la separación en la verdad. No es pues de extrañar que vivan desilusionados cuando descubren que son monigotes, muñecos manipulados por hombres sin escrúpulos, cuya ambición es el dinero y el afán de controlar a otros.  Una onza de verdad es de más valor que diez mil libras de mentira. Busca la verdad, ama la verdad, hónrala y comprométete a dar tu vida por ella. Hay una sola verdad, porque hay un sólo Dios y esa verdad se reveló en Cristo. Él es la verdad, y los que lo encuentran, jamás serán desilusionados.

La realidad es que soy el arquitecto de mi desilusión. En breve ofreceré una declaración difundida dentro del cristianismo que es la cuna de la desilusión de muchos. Luego estaré extrayendo algunos principios bíblicos de Deuteronomio 28. El evangelio de la prosperidad crea falsas expectativas en el cristianismo moderno. Una encuesta de la revista Times descubrió que: el 17% de los cristianos entrevistados dijeron considerarse parte del movimiento del evangelio de la prosperidad, mientras que el 61% cree que Dios desea que su pueblo prospere.  Y el 31% está de acuerdo que si das tu dinero a Dios, Dios te bendecirá con más dinero… Bill Bailey es uno de sus proponentes, y ante la pregunta de si Dios desea que seamos prósperos y saludables, responde:

 Sí, Dios quiere que usted prospere en todo lo que hace. “… Engrandecido sea el Señor que ama la prosperidad de su siervo.” (Salmos 35: 27 KJV) Nota, ¡Dios se complace en tu prosperidad, no en tu pobreza! Muchos han enseñado que Dios quiere a su pueblo pobre y oprimido en esta tierra, toda su vida a merced del sistema mundial, pero mis hermanos esto no es realmente verdad, de hecho, es una mentira del infierno. 3 Juan 2 dice que Dios quiere que prosperemos y tengamos salud, así como nuestra mente, voluntad y emociones prosperan, o se renueva por la Palabra. 2 Corintios 8:9 dice que a través de su pobreza Jesús nos hizo ricos. Isaías 48:17 asegura que Dios te enseñará a tener ganancias. Dios no te enseñará a prosperar o te dará el incentivo para hacerlo, y luego se dará la vuelta y te dirá: “Yo realmente no quiero que prosperes”(Dr. Bill Bailey).

Como estaremos viendo, estas falsas enseñanzas no tienen ningún apoyo en la Palabra de Dios. Es una ilusión en la cual muchos han caído, que al despertar de sus sueños se sienten defraudados con Dios y con la iglesia. En primer lugar veamos la definición de desilusión.

Definición de desilusión

Desilusión es perder toda ilusión. El diccionario define Ilusión como:

  1. Esperanza puesta en una cosa positiva, como un sueño o proyecto.
  2. Sentimiento de alegría que produce una cosa positiva o que se desea mucho.
  3. Imagen mental engañosa provocada por la imaginación o por la interpretación errónea de lo que perciben los sentidos. Falsas representaciones que nos hacen ver la realidad no como es, sino como queremos que sea. Afectan nuestra visión del mundo.

En este estudio me ocuparé de la tercera definición ya que es la que me afecta negativamente. Si la ilusión es la falsa representación que me hace ver la realidad como no es, sino como quiero que sea; entonces, desilusión es despertar a la realidad. Es descubrir que mis esperanzas no tenían fundamento alguno, fueron producto de mi propios deseos; espejismo que fabrique en mi mente.

La ilusión es contraria a la verdad, es mi verdad, la verdad que deseo tener, no la verdad misma. El hombre moderno vive frustrado porque perdió todo sentido de la verdad. Derrotado, abandonó su búsqueda porque entiende que no puede llegar a conocerla, por lo que creó su propia verdad, o sea su ilusión. Por esta razón tarde o temprano será desilusionado, porque formó su mundo de sueños irreales. Muchos cristianos también viven confiados en falsas expectativas, esperanzados en las fantasías que el mundo y los falsos maestros crearon en sus mentes. Se defraudan cuando la sanidad o la prosperidad económica no llega a sus vidas.

Otros viven en la ilusión de que algún día dejarán de pecar. Ejemplo de este error dañino lo encontramos en las palabras de el Dr. Pedro Paz. Citamos:

 “Cristo es el único que puede vivir en nosotros la vida y conducta del Padre por la fe. ¿Lo crees? Entonces dejarás de pecar mientras lo dejas a él vivir la vida del padre en ti. Jesucristo es nuestra única esperanza de gloria” (Publicado por MINISTERIO TEOLOGICO EDUCATIVO DR. PEDRO PAZ).

¿Promete Dios tal cosa? Claro que no. Es otra de la vanas ilusiones de los que desconocen el evangelio de la gracia. ¿Se desilusionarán los que así piensan? Sin lugar a dudas. Nombraré algunas de las ilusiones comunes en el cristianismo de hoy:

  1. A los creyentes nada malo les sucederá.
  2. Los cristianos no pecan.
  3. Los cristianos no caen en pecados serios.
  4. Los creyentes no se enferman.
  5. Los creyentes no se desaniman ni se deprimen.
  6. Los creyentes no tienen temor.
  7. Dios responderá siempre las oraciones de los creyentes como ellos piden.
  8. Los Cristianos no tienen problemas matrimoniales.
  9. Los hijos de los cristianos no se desvían.

La desilusión producto de verdades fuera de contexto

La ignorancia de lo que la biblia realmente dice, su estudio y aplicación fuera de contexto, es la causa de mucha desilusión dentro del cristianismo. Lo ilustraré con Deuteronomio 28:9-12:

“Te establecerá el SEÑOR como pueblo santo para sí, como te juró, si guardas los mandamientos del SEÑOR tu Dios y andas en sus caminos.  Entonces verán todos los pueblos de la tierra que sobre ti es invocado el nombre del SEÑOR; y te temerán.  Y el SEÑOR te hará abundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu suelo, en la tierra que el SEÑOR juró a tus padres que te daría.  Abrirá el SEÑOR para ti su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra a su tiempo y para bendecir toda la obra de tu mano; y tú prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado.”

Las personas que leen superficialmente el texto con una mentalidad de prosperidad concluyen que el Señor promete abundancia de bienes, muchos hijos, numeroso ganado, productividad agrícola, ausencia de deudas y otras tantas bendiciones. No obstante un estudio cuidadoso mostrará que esta interpretación es del todo equivocada. No sólo por lo que asevera, también porque contradice lo que el mismo Moisés enseña:

 “Si hay un menesteroso contigo, uno de tus hermanos, en cualquiera de tus ciudades en la tierra que el Señor tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás libremente tu mano, y con generosidad le prestarás lo que le haga falta para cubrir sus necesidades. Cuídate de que no haya pensamiento perverso en tu corazón, diciendo: “El séptimo año, el año de remisión, está cerca”, y mires con malos ojos a tu hermano pobre, y no le des nada; porque él podrá clamar al Señor contra ti, y esto te será pecado. Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el Señor tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas. Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: “Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra”” (Deuteronomio 15:7-11).

Este segundo grupo de versos son una amonestación a los ricos: que no endurezcan su corazón cuando los pobres vengan a pedir prestado. Al final de la exhortación se les dice: “nunca faltarán pobres en tu tierra”.  Estos versos son un problema para los que interpretan que Deuteronomio 28 enseña que los creyentes tendrán prosperidad financiera y de salud. Ya que sostienen que algunos tomarán prestado y que habrá pobres, cosa que Deuteronomio 28 asegura que no habrá. La desilusión acontece cuando los creyentes oran por estas cosas y no llegan. ¿Por qué no llegan? Simplemente porque Dios nunca las prometió. La promesa de Deuteronomio 28 es de carácter nacional, no individual. Lo cual quiere decir que, dentro de la prosperidad nacional que Jehová promete Israel, existirán pobres; como sucede en la realidad del mundo actual.

La ilusión de que los cristianos no se enferman y que tendrán prosperidad financiera es contraria a la realidad. Es por esto que la desilusión es fruto inevitable de una forma de pensar como ésta. La realidad tarde o temprano me convencerá de su presencia y, aun a pesar de mis ilusiones, tendré que reconocerla. Es aquí donde acontece la desilusión: ese sentimiento negativo que produce la realidad cuando ésta no se conforma con mis expectativas. Continúa…

 

 

 

 

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