Es alarmante la condición de la iglesia. Estamos viviendo en tiempos donde se ha distorsionado el evangelio y muy pocos protestan de dicha realidad. Unos niegan rotundamente, y hasta con orgullo, que no es la gracia revelada en Cristo lo que salva del juicio, sino las débiles e imperfectas obras del creyente. Otros, ciegos a su condición actual, le otorgan al cristiano una capacidad que no tiene, y transforman la gracia en un poder habilitante que los santifica para ser capaces de vivir en armonía con Dios. Poco se habla de los grandes temas que son los pilares del evangelio: de la representación en Cristo, de la justicia imputada, de la perfección de Dios, del Sacerdocio de Cristo, de su obra intercesora. En su lugar se discuten los temas que tienen que ver con el hombre, sus logros, su estatura espiritual, su transformación. La obra del Espíritu en el corazón del hombre ha suplantado la obra de Dios en Cristo, fuera del hombre. La Biblia ha dejado de ser la revelación del plan redentor manifestado en Cristo, para convertirse en un manual de recetas morales. Los cristianos de hoy al abrir este sagrado libro encuentran el mandamiento, no la promesa: un “qué debo hacer” no un “está hecho”.
La pregunta dejó de ser: ¿cómo justifica Dios al hombre para regresarlo a su favor? Con el abandono del Evangelio lo que inquieta al creyente es cómo puedo yo ser regenerado y transformado para estar delante de Dios. Para escapar de la acusación de que están haciendo al hombre el centro del mensaje cristiano, los expositores de este extraño evangelio llenan sus bocas diciendo que toda la gloria pertenece a Dios. Él es el que regenera, santifica y transforma para que vivamos como él; eso afirman. Sin darse cuenta que el fariseo de la parábola empleó los mismos argumentos para justificarse delante de Dios. Él también afirmaba que Dios era el que lo había hecho un “buen hombre”: “Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, decía. La gloria de mi transformación, de mi justicia personal, te la debo a ti. A ti sea la gloria”, así piensa el fariseo. Es digno de notar que la parábola no habla de un creyente en Dios y de otro que no lo es; expone dos tipos de adoradores: uno que da gracias a Dios porque su santidad personal lo hace diferente de los demás; el otro, un hombre en bancarrota, sin nada que ofrecer, que adora con las manos vacías en esperanza de recibir el don.
La intención de la parábola es mostrar por qué los judíos rechazaban el mensaje de Jesús. Revela que las personas con un alto concepto de su justicia personal no pueden apreciar el don de Dios en Cristo. Son enfermos que se creen sanos, sin necesidad de médico. Esa creencia les impide venir a él para recibir la justicia perfecta que les ofrece. Tan sólo creyentes como el publicano pueden recibir la bendición de la justificación. Cuando tu vida de rectitud toma el lugar de la obra perfecta de Cristo, se constituye en un estorbo para venir a Dios. Nos hemos cansado de decir que la vida del creyente es importante en el plano humano, pero que nada tiene que ofrecer como solución al problema del hombre frente a la perfección de Dios. A pesar de que lo hemos aclarado, las personas insisten en hacer ver que este mensaje promueve el libertinaje, como si creyéramos que la vida moral de los hijos de Dios fuera sin importancia. Lejos esté de nosotros pensar y enseñar tal cosa. Lo que sí afirmamos, sin excusas ni vergüenza, es que en lo que atañe a la salvación, la santidad entendida como rectitud personal de nada sirve, sino para estorbar el camino a la gracia, impidiendo que la persona reciba la justicia perfecta de Cristo. Hay una sola justicia que salvó, salva y salvará y se encuentra fuera de nosotros, exaltada a la diestra de Dios, en el cuerpo del Segundo Adán entronizado a la diestra divina. Los que rechacen esa verdad serían unos hipócritas al decir: A Dios sea toda la gloria. Nosotros, por otro lado, afirmamos que sea Dios glorificado, porque en esta salvación suya no toma en consideración para salvarnos la regeneración, la vida de rectitud moral que se labra en el cristiano, sino única y exclusivamente lo que él realizó en Cristo.
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Tremendo mensaje lo creo y es lo que predico…
Gracias mi hermano por leer mi página, espero que sea de gran bendición para su vida.
Muy acertada la exposicion de la situacion en que se encuentra la llamada cristiandad. El hombre ha sustituido la verdad de Dios por sus propias ideas humanistas. Es Cristo y solo Cristo, en el cual el Padre se place. Es debido a haber olvidado las verdades del puro evangelio que la llamada cristiandad ha venido perdiendo su sabor, y está a punto de ser “hollada” por los hombres. Que Dios te bendiga para mantener la antorcha de la verdad ensendida.
Muy cierto que el cristianismo evangélico ha abandonado los fundamentos básicos y se está convirtiendo en algo terapéutico/pragmático,se ha olvidado de la cruz de Cristo,la justificacion por gracia,etc,
Nuestra misión en esta página es hacer conciencia del problema, instruir al pueblo para que se vuelva a la sola gracia de Dios y la exaltación de Cristo.
Muy cirerto,debemos brillar con la luz del evangelio,y crecer mas en la gracia de Dios.
Hola hermanos mios, bien sabemos que nosotros hemos recibido el don del Espíritu Santo y que Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre y esto lo saben muy bien los espíritus malignos que moran en los espacios celestes, pues su objetivo es alejar lo máximo de las personas la verdadera cristiandad en Jesucristo, convirtiendo la libertad en libertinaje, dando rienda suelta a las pasiones y con ello caminar hacia la perdición.
El maligno es el rey de la mentira y usa bellas palabras como: dios o diosas, amor, paz, serenidad, libertad, ángeles de luz etc. Solo menciona a Dios y nunca a Jesús el Cristo, el resucitado, el primogénito de los muertos, el que venció a la muerte y tiene las llaves de su reino, el que derramó su sangre por nosotros y es nuestro Salvador y nuestro único camino. Son muchos los engañados y seducidos por el maligno de esta manera, pues sabe que la gran debilidad de la sociedad es la lujuria pues lleva a la lascivia y ello al adulterio desde el corazón y ya sabéis cual es el final de los que viven en estas cosas.
Estas son las herramientas principales del maligno: la creencia en dios añadiendo otros dioses y diosas del amor,ángeles de luz y paz que traen libertad en el amor usando principalmente a la mujer en el erotismo y la pornografía y a su vez los actos de fornicación con todo tipo de placer de la carne.
Jesucristo está con nosotros y nuestra victoria está escrita en la palabra de Dios, el Santísimo, el todopoderoso creador de todas las cosas.
¡ Adelante hermanos en Cristo Jesús !
La iglesia está enferma en todas las área morales, con todo, el mayor problema es su justicia propia, pues no le permite ver su verdadera condición frente a Dios. Las prostitutas, los ladrones, es decir, todo tipo de pecador tiene más oportunidad de entrar en el reino que aquellos que se acercan a Dios alardeando de ser buenos, apoyados en su propia justicia. Los pecadores nada tienen que ofrecer, vienen a Dios a recibir todo cuanto la gracia les ofrece. Una conducta moral es loable y de gran importancia en la vida de todo creyente, pero cuando ésta se interpone entre nosotros y Dios llega a convertirse en un instrumento de destrucción. Nunca olvidemos que Dios nos llama a ser celosos de buenas obras, pero tampoco olvidemos que nuestras buenas obras son imperfectas buenas obras y, por tal razón, no pueden justificarnos ante Dios. La enfermedad más grave de la iglesia es su justicia propia. Bendiciones.