La humanidad del Verbo, el acto de Dios hacerse hombre, es el mayor testimonio de que la salvación es para todos los hombres. Pues escrito está que no tomó la naturaleza de los ángeles, sino la de los hombres:
“Pues por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, el también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte… Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.”
Cristo es el salvador de su creación, del mundo, de la humanidad que cayó presa del diablo. En Cristo Dios consumó su acto de expiación, no para un grupo selecto, sino para la humanidad que tomó. Su humanidad expía a aquellos que pertenecen a su misma clase. Como cabeza representativa, como segundo Adán, Cristo afecta a todos los que son parte de la humanidad a la cual vino a redimir.
La transgresión de Adán afectó a todos, de igual manera la intención de Cristo al tomar nuestra naturaleza fue contrarrestar los resultados de la caída del primer hombre. Es la carne de Cristo la que lo une a nuestra carne, lo que lo identifica con nuestra realidad, con nuestro estado de humillación; al igual que nosotros participaremos del estado de gloria de su humanidad.
Si su humanidad es la humanidad de todos, eso significa que fue a todos, no algunos, los que vino a redimir. El no es Mediador de algunos sino de todos. Pablo afirma esta verdad al sostener que hay un solo Dios, que es el mismo tanto para judíos como para gentiles; que equivale a decir que la humanidad tiene por Dios al Padre de Cristo. Entre ese Dios y el hombre se encuentra Jesucristo Hombre como mediador de toda bendición. La carne de Cristo es mediadora, contiene el mérito, la virtud, que nos redime y justifica.
La confesión apostólica es que Jesús más que una persona, un individuo, dentro de la humanidad, desempeña un papel único porque su humanidad es vicaria: sustitutiva y representativa. Todo esto quiere decir que por compartir nuestra naturaleza, en la apreciación divina, en Cristo todos estamos presentes delante de Dios. Cristo es la humanidad y la humanidad es Cristo. La humanidad de Cristo, legalmente, es la humanidad de todos. Cuando Cristo nace, nace la raza humana; cuando obedece, obedece la raza humana; cuando muere, muere la raza humana y cuando se lo exalta a la diestra de Dios es la raza humana la que se encuentra frente a Dios. Como en el primer Adán, así en el segundo.
La encarnación y la representación son dos doctrinas que demuestran el valor universal y el carácter ilimitado de la obra de Cristo. Si él fue Salvador de individuos y no de la raza, hubiese tenido que padecer muchas veces por cada uno. El hecho de que no lo hizo evidencia que la expiación es de carácter global.
En la encarnación, Dios no asume la naturaleza de personas con nombre propio, sino en categoría de nombre común. Esto es, Dios no se hizo hombre para salvar a Pedro, Juan, Andrés…etc. El se hizo hombre para salvar a la clase llamada hombre, de la cual Pedro, Juan y Andrés son parte. La obra de Cristo es predicado de la humanidad, no de las personas. Cada persona se beneficia de lo que es predicado de “todos”, del “cuerpo”, del “Cristo”, al ser uno con Cristo.
La universalidad del pecado también apoya la predicación de una expiación universal. Pablo dice que no hay diferencia por cuanto: “Todos están bajo pecado”, “todos están bajo la ira de Dios”, “todos se quedan cortos de alcanzar la gloria de Dios”. De ahí que concluye que si uno murió por todos, luego entonces, todos murieron.
Para reafirmar esta misma verdad Pablo señala que “venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer, para que redimiese a los que estaban bajo la ley”. Nuevamente tenemos ante nosotros una exposición de la salvación en términos de categorías o clases. Cristo vino a redimir a aquellos que pertenecen a la clase: “los que están bajo la ley”, “los que están bajo pecado”. Sin lugar a dudas “todos”, sin acepción, entran en esta categoría; pues como la Escritura testifica: “no hay diferencia por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”.
Quienes no confiesan la universalidad de la obra de Cristo no pueden predicar el evangelio. El evangelio es anuncio de universales: Dios asume la humanidad de todos; Cristo es el Adán que representa a la humanidad y su muerte es la expiación de todos, pero especialmente de los que creen.
Aquellos que sostienen que la muerte de Cristo no es para todos sino para un grupo elegido que nadie conoce sino Dios, no pueden decirle al pecador con honestidad: “Cristo vivió, murió y resucitó por ti”. El mandato de predicar el evangelio no tendría sentido, pues cómo le dirían a alguien que Cristo hizo todas estas cosas por él si no pueden saberlo con certeza. ¡Gracias a Dios que su gracia no se limita a algunos, antes es bendición de todos los hombres en la humanidad de Cristo! Éste es el mensaje de la gracia.
Para comenzar, el mismo texto que usas como apoyo de tu posición de expiación universal niega tu premisa pues afirma: “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham”.(Heb 2:16) “La descendencia de Abraham” no son todos y cada uno de los hombres de la tierra.
Debes considerar que esta posición es realmente una vil herejía por la siguientes razones:
1) El Señor Jesucristo no aseguró y garantizó la salvación a nadie, sino hizo posible la salvación para todos los hombres.
2) El hombre, por medio de su acto de fe, da mérito a la sangre de Cristo,
haciéndola eficaz para si mismo.
3) Hace de la gracia de Dios nada más que un frustrado deseo en el corazón de Dios para salvar.
4) Reduce el amor de Dios a nada. ¿Qué clase de amor sería ese que
tiene el poder de salvar, pero no salva?
5) Pervierte la sabiduría de Dios en ignorancia y necedad. ¿Quién hace
planes sabiendo que nunca podrá llevarlos a cabo? ¿Quién paga por
algo que sabe nunca obtendrá?
6) Hace burla de la justicia de Dios. Castigar a un hombre dos veces
por la misma ofensa es injusticia. Es crueldad barbara.
7) Reduce el poder de Dios a un indefenso, brazo marchito, esperando
por “la omnipotencia del hombre” para revivirlo por un acto de la
“voluntad todopoderosa del hombre”
8) Niega completamente la inmutabilidad del amor, misericordia y
gracia de Dios.
9) Le roba a Dios su gloria. (Efesios 1:3-14)
Finalmente, esta detestable doctrina le da al hombre razón para sacar el pecho y
presumir ante Dios. “Porque, ¿quién te distingue?” se nos pregunta. Ellos
responden, “!Yo me hago distinguir!”
En cambio la Biblia enseña:
Nuestra redención fue llevada a cavo eficazmente por Cristo en la cruz. (Juan 19:30, Hebreos 9:12, Gálatas 3:13).(Juan 19:30) “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza entregó el espíritu.”
(Gálatas 3:13) “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en
un madero)(Hebreos 9:12) “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo
habiendo obtenido eterna redención.” Y la redención la cual Cristo completó en el Calvario ha sido efectivamente aplicada a nuestros corazones por el poder de su gracia.
La doctrina de las Sagradas Escrituras es esta: El Señor Jesucristo murió
como un substituto en el lugar de sus elegidos (Isaías 53:8; 2 Corintios 5:21)
(Isaías 53:8) “Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién
contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión
de mi pueblo herido.”(2 Corintios 5:21) “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
• Su ovejas (Juan 10:11-16).
• Su iglesia (Efesios 5:25).
• Su semilla (Isaías 53:10).
• Cada pecador que cree (Juan 3:14-16).
Vertiendo la sangre de su vida hasta la muerte, nuestro Salvador satisfizo
divina justicia para nosotros, haciendo una eficaz expiación de los
pecados de su pueblo. (Gálatas 3:13, Hebreos 9:12, 1 Juan 1:9;2:1-2)
(Gálatas 3:13) “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en
un madero) (Hebreos 9:12) “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención.” (1 Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”(1 Juan 2:1-2) “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo. (2) Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”El
resultado seguro de la obra de redención de Cristo en el Calvario es la
eterna salvación de aquellos por quienes murió. (Juan 6:37-40; Isaías
53:11).El resultado de la obra redentora de Cristo en el Calvario es la
salvación eterna de aquellos por quienes el murió (John 6:37-40; Isaiah
53:11).(Isaías 53:10-11) “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,
verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su
mano prosperada. (11) Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y
llevará las iniquidades de ellos.”(Juan 6:37-40) “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. (38) Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. (39) Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. (40) Y esta es la
voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en
él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Este es el evangelio. Todo lo contrario a el es un evangelio falso.Usted debe arrepentirse de enseñar tal cosa.
Mi hermano Josbel, gracias por sus comentarios. Recuerde que en el estudio, el cuerpo de Cristo se edifica. Usted hace una serie de declaraciones dogmáticas que, en mi apreciación, no tienen en realidad un apoyo contextual. Lanza una serie de versos en apoyo a su posición. Respeto sus convicciones, pero puesto que estamos en la comunidad de Cristo no para defender nuestro dogmatismo, sino para entender la revelación, es necesario estudiar cada evidencia en su contexto. En otras palabras, hay que determinar si el texto que presento en verdad significa lo que estoy diciendo. Para esto hay que analizar la evidencia presentada.
Refutar cada uno de los versos demanda una exposición amplia del contexto en el cual se encuentran. Lo cual no se puede hacer en este lugar.
Lo que le correspondería probar es que la relación que planteamos entre la encarnación de Cristo y la expiación es equivocada. Le corresponde probar que Cristo tomó la humanidad de algunos y no la de todos. Si el propósito de la humanidad es la expiación, y la humanidad es la humanidad de todos, entonces se concluye que la expiación que se efectuó en esa humanidad es patrimonio de todos. En un próximo articulo presentaré las evidencias para sostener mi interpretación de Hebreos 2:14. Concentrémonos en el propósito del estudio y no nos perdamos el bosque dogmático.
La 9 razones que da para juzgar nuestra posición son en realidad una caricatura de lo enseñamos. Le invito a que analice lo que presentamos en el artículo, en lugar de hacer declaraciones que no sostenemos, y que con claridad son contrarias al evangelio de Cristo. Mi deseo es conocer y crecer en el conocimiento de lo revelado. Si peco por mal interpretar el texto, soy digno de corrección; pero tendría que probarlo. Nuevamente, aténgase a lo escrito, al punto central en discusión. Solo así usted y yo podremos crecer. Bendiciones.