La Biblia, Dios y Cristo

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Creer en Dios es creer en el Cristo de la Biblia.  Pretender creer en Cristo y descartar lo que ella afirma de su persona, conduce a la formación de un cristo extraño al registro sagrado. Ella, como guardiana de la revelación, es el único medio para llegar a identificar al verdadero Cristo y, como consecuencia, al verdadero Dios. Se constituye de esta manera en el canon o regla para determinar la verdad de nuestra confesión.

La Biblia depende de la revelación de Dios en la historia. Llamamos cuento a ese tipo de historia que la fantasía del hombre crea, que no tiene ninguna concordancia con hechos reales. El cuento de pinocho es un personaje de la fantasía que necesita enteramente de la imaginación de su autor y de la nuestra. En este sentido es que decimos que Dios no depende de la Biblia ni de la imaginación del hombre.  Él no está atado a ella o le deba su existencia.  Ella no creó al Dios en el cual creemos. Él está por encima de la Biblia, es ella la que depende de Dios para su existencia. Sin las palabras y los actos de Jehová, ella nunca hubiese venido a la existencia.

Sus sagradas páginas guardan el registro maravilloso de los actos de Dios; por así decir, es la biografía de Dios. Una biografía narra la vida, obras y experiencias de un personaje que deseamos recordar porque sus acciones nos afectan o nos afectaron.  Por ejemplo la biografía de Abraham Lincoln no crea el personaje, antes  relata los importantes actos que realizó y que dejaron impresiones profundas en su caminar por el mundo. La biografía depende de Abraham Lincoln como su fuente, no a la inversa.  Cuando la leemos llegamos a conocer que en verdad existió y la obra que realizó.  Esto hace la Biblia con Dios, sirve de testigo de su presencia en el mundo.

La Escritura depende de la fidelidad de Dios. Esta verdad la percibes en particular en la páginas del nuevo testamento. Proclama que la promesa que registra encontró cumplimiento en la vida, muerte y resurrección de Cristo. El evangelio anuncia la fidelidad de Dios; él cumplió su promesa, levantando a Jesucristo de entre los muertos (Romanos 1:1-4).

Así también las palabras de Jesús y la de los apóstoles tiene poder y autoridad en la resurrección de Cristo.  Ésta evidenció la veracidad de la Palabra y su origen divino.  Pues, si él resucitó, probó que era Dios en carne; que el libro que él llamó la Palabra de Dios es verdad y que tendrá cumplimiento lo que de ella falta por cumplirse.

Creer en Dios requiere confesar que Jesús resucitó de los muertos.  Tan pronto confesamos creer en aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos, se nos perdona, justifica y reconcilia con el Cielo (Romanos 4:23-24). Presta atención a la definición de Dios, el es aquel que resucitó a Cristo. De esta manera se lo idéntica y se lo proclama como verdadero Dios. Él no es simplemente Dios, es el Dios que no podría conocerse sin la historia del Resucitado.

Algunos declaran que hay un sólo Dios, y es el mismo de los judíos, de los budistas, de los musulmanes.  Que todas las religiones son buenas, que NO existe una verdad, sino muchas; que no existe un sólo camino, sino muchos.  Estas son afirmaciones ateas, ya que la fe en Dios es exclusivista.  Ésta afirma que Dios es un Dios con historia, que se dio a conocer en Israel y finalmente en Cristo.  Creer en cualquier otro Dios es no creer en Dios.  La Biblia existe para separar al Dios de Israel y de Cristo de los dioses falsos, y categóricamente sostiene que, porque Dios es uno, existe una sola verdad y un sólo camino. Cristo es la encarnación de esa verdad y la Biblia su registro.

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